¿Le cuentas tu vida a ChatGPT? Pues igual deberías empezar a preocuparte
Sam Altman —sí, el CEO de OpenAI, el de la carita de niño listo— acaba de soltarlo en una cena con periodistas:
"Estamos muy serios con esto de cifrar los chats. Pero aún no tenemos fecha."
Ya. Porque mientras lo piensan, tú ya le has contado a ChatGPT tus dudas legales, tus problemas médicos, tus traumas con tu ex, tus ideas de negocio, tus pecados, tus passwords… y hasta el nombre que te gustaría ponerle a tu próximo gato.
Y aunque creas que esos datos se pierden en el limbo, resulta que no.
Esto es lo que (de verdad) pasa con tus chats
Los chats temporales no entrenan al modelo, pero se guardan hasta 30 días.
Un tribunal ha ordenado a OpenAI retener incluso los chats eliminados.
Si llega una orden judicial potente… OpenAI podría estar obligado a entregarlos.
¿Y eso del cifrado? Claro, suena bien. Pero el problema es este:
👉 En las IA conversacionales, el proveedor también es parte de la conversación. Así que el cifrado no te protege del todo.
“AI privilege”, el nuevo derecho que nadie tiene (aún)
Altman lo ha dicho claro:
"Si ChatGPT te da mejor consejo médico o legal que un profesional, deberías tener los mismos derechos de confidencialidad."
Pero hoy no los tienes.
Hoy, lo que le cuentas a una IA no está protegido por ninguna ley médica, legal ni espiritual.
Y mientras tanto, OpenAI ya ha recibido decenas de peticiones de datos por parte de autoridades.
No son muchas. Pero solo hace falta una buena demanda para que cambie todo.
Tus datos, tu clon, tu deepfake
La gente piensa que el problema es que se filtre su DNI.
Pero eso es el principio.
Porque estas IA no solo almacenan información: aprenden de ella.
Y son capaces de hacer inferencias, conexiones y simulaciones tan detalladas que podrían crear una versión tuya que diga lo que tú dirías… aunque tú no lo hayas dicho nunca.
"Esto no es borrar una base de datos.
No se puede 'desentrenar' una IA."
– Grant Fergusson, EPIC
¿La solución? Regulación. Pero no esperes sentado
Todo el mundo se pasa la pelota:
Las empresas dicen que respetan tu privacidad (mientras entrenan con tus datos).
Los gobiernos aún no entienden la tecnología (y menos cómo legislarla).
Y tú... tú usas ChatGPT como si fuera un confesionario con botón de enviar.
La puerta está abierta
Apple ya está moviendo ficha con su Private Cloud Compute.
Y OpenAI promete más control para el usuario. Pero la verdad es que nadie ha cerrado la puerta del todo.
Y esa puerta da acceso a tu mente.
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Pero entender lo que puede hacer contigo… es supervivencia.