¿Te acuerdas cuando lo más preocupante era que tu hijo se pasara la noche jugando a la Play?
Eso ya es historia.
Hoy, el “mejor amigo” de millones de adolescentes en EE.UU. ni existe.
O mejor dicho: existe en forma de algoritmo.
Según un estudio reciente, el 72% de los adolescentes usa bots de compañía basados en IA. Y ojo: más de la mitad lo hace cada día.
¿Para qué?
Un 30% dice que por entretenimiento.
Un 28% por curiosidad tecnológica.
Otros buscan consejo, alguien con quien hablar, alguien que no juzgue.
Hasta ahí suena inocente.
Pero hay un detalle que huele a pólvora: un tercio de esos adolescentes prefiere tener “conversaciones serias” con un bot antes que con un humano.
Sí, el mismo chaval que te contesta con monosílabos en la cena puede estar confesándole sus secretos más íntimos a un algoritmo programado para engancharlo.
Y no hablo de ciencia ficción.
Hablo de demandas reales contra apps como Character.AI, acusadas de fomentar conductas autodestructivas en menores. Incluso hay padres que culpan a la plataforma del suicidio de sus hijos.
¿Exagerado? No.
El propio informe de Common Sense Media concluye que estos bots representan un “riesgo inaceptable” para los adolescentes.
Porque, más allá de si ayudan a practicar habilidades sociales o entretenerse, hay un hecho que no puedes ignorar: los bots no son amigos. Son negocio.
Y detrás del negocio hay equipos enteros diseñando experiencias para que tu hijo no se despegue de la pantalla.
La pregunta no es si esto es bueno o malo.
La pregunta es: ¿qué vas a hacer tú?
Porque mientras los gobiernos “piensan” regulaciones y las empresas prometen seguridad, tus hijos ya están ahí dentro.
Ya están hablando.
Ya están confiando.
Y la confianza, una vez regalada, no se recupera fácil.